Por Vic Rodriguez El Chevere de la Salsa
Un nombre que llego a ser más importante que la
música:
Salsa
Represento un vivo estado de ánimo
Salsa
Un Fenómeno que creó una moda
Para la
gran mayoría de los músicos caribeños que habían logrado nombre y prestigio en
la década de los cincuenta, la salsa no existía, era tan solo música cubana
vieja. Tocada con ciertos arreglos novedosos. Los cubanos que en el segundo
lustro de los setenta volvieron a establecer contacto con la comunidad del
Caribe. Sintieron la avalancha salsera como una trampa y una agresión.
El
pasaporte de lo Cubano se lo dieron a lo popular, el folclor no pudo viajar.
La música popular tiene que ser analizada
en el contexto global que ella supone, mal se puede medir valor desde una
estricta perspectiva musical sin tomar en cuenta los marcos de la comunidad que
la produce y disfruta. La cual a la larga es la que importa.
La música popular supone un proceso
continuo de evolución y esto de cualquier manera obedece una tendencia natural;
Las evoluciones dentro de la música popular como la folclórica son tan
necesarias como inevitables. La música popular difundida y producida a través
de la industria del disco, siempre ha sido encasillada en categorías que por
obedecer a primarios intereses comerciales, escasamente han logrado definir con
propiedad el objeto que se goza y escucha.
Los años 40
Las primeras manifestaciones que
comenzaron a brindar un sonido exclusivamente urbano, se escucharon de manera
aislada, en la década de los cuarenta. Este sonido se debió en demasía su
carácter a las orquestaciones del Jazz norteamericano de la época. De cualquier
manera se funcionaba al margen del barrio. En Cuba las orquestas de avanzada tampoco
trabajaron en función del barrio. La Casino de la playa, por ejemplo,
considerablemente americanizada, siempre actúo en los predios de los
“blanquitos” animando con todo sobriedad, sus fiestas y bailes.
Los años 50
La música producida en la década de los
cincuenta estuvo determinada por su espectacularidad. Cuidad caracterizada por
la fiesta fácil llena de clubes y cabarés; donde los turistas norteamericanos
gastaban muchos dólares. Ciertamente la música tenía raíz popular, obligando a
que esa misma música no terminara en los mismos sitios que la originaron.
·
Los que pagaban eran otros y para ellos se tocaba (no
para el barrio bailador).
·
Sus letras inofensivas repletas de negritud
disfrazadas para su venta turística.
·
Todo era “glamour”, en especial El Tropicana ahí el
barrio no estuvo presente. En los lujosos clubes de Cuba, N.Y. y Venezuela. El
carácter definitivamente popular, estaba mediatizado. No se reflejaba el
autentico barrio, jamás se hizo presente. Esto desapareció en los sesenta
cuando las grandes orquestas cayeron en decadencia junto con los cabarés.
Los años 60
La expresión que había nacido en
Nueva York, logro alcanzar su primer grado de madures. Con sonidos y
características especificas. Resulta evidente pues que la expresión que recién
nacía todavía, sin nombre oficial de SALSA. El nombre es pura conveniencia,
aunque hoy día puede constituir una necesidad comercial. En cuanto al uso de
SALSA como expresión podemos decir que este es uno de tantos términos como
fuego, sabor, azúcar. Que al igual que el ole en flamenco, expresan un vivo
estado de ánimo. De modo que bien pudo esta música haber sido llamada cualquier
de estos términos como dijo Eleazar López Contreras.
El Fenómeno sin nombre:
Todo el proceso comprendido entre 1965 y
1970, nos evidencia suficiente la procedencia del barrio. Fue un periodo
confuso lleno de búsquedas y de no pocos intentos fallidos en todo proceso, el
barrio fue el hilo conductor. Las letras volvieron a cobrar la autenticidad que
había perdido por culpa del “glamour”. Los arreglos lejos de imbuirse en
alardes esteticistas trataron cada vez más de producir los sonidos de la calle,
ruidos estrepitosos, que conformaban la cotidianidad. Los músicos que ya no
eran ni artistas, ni estrellas, surgieron como simples personas populares.
Elementos comunes que iban de la calle a la tarima, sin pose ni fanfarronerías,
No siempre lo hicieron bien, pero también es innegable que dejaran de
representar plenamente a todos esos ciudadanos que compartieron con ellos la
vida del barrio.
Por supuesto todo este proceso era difuso
y como todo periodo de transición estuvo sometido a los más diversos variantes.
Todavía la salsa no era definida como tal y para la mayoría de los expertos era
tan solo la última etapa de la decadencia después de toda aquella gloria de los
big bands y los cabarés. Sin embargo en estos años ocurrió un fenómeno
interesantísimo y de una importancia capital, la expresión que nació de manera
rudimentaria en Nueva York fue rápidamente asumida por los barrios de las
grandes ciudades del Caribe; en un proceso bastante espontaneo hecho al margen
de lardes publicitarios, modas y esta identificación ocurrió simplemente porque
el barrio latino de Nueva York era muy semejante a un barrio de una ciudad
caribeña.
Los cubanos que torpemente entendieron la
expresión como una simple moda pasajera que vilmente les usurpaba su patrimonio
musical. Alegaron que ya Ignacio Piñeiro había utilizado la palabra en su clásico son: “Échale Salsita”
publicado a finales de la década de los veinte. En Nueva York unos cuantos
oportunistas comenzaron a jactarse el haber parido de la nada el fulano
termino. Sin embargo comercialmente hablando, el nombre fue utilizado por
primera vez en Venezuela cuando Federico y su Combo, publico en junio de 1966 su
disco “Llego la Salsa”. Así mismo el locutor Phidias Danilo Escalona ya había
popularizado en Radiodifusora Venezuela su programa La Hora del Sabor. La Salsa
y el Bembé, primer espacio radial.
En Nueva
York Pupi Legarreta con su charanga también fue de los primeros en utilizar el término
en un disco. Los hermanos Lebrón con su disco Salsa y Control, el termino sin
embargo, cobro definitiva importancia en el 1975 cuando la compañia Fania el
imperio disquero que arropo y controlo el boom comercial publico con su
película Salsa.
La salsa
es una forma abierta capaz de representar la totalidad de tendencias que se
reúnen en la circunstancia del Caribe urbano de hoy. El barrio sigue siendo la única marca definitiva
entendiéndose que el fondo se trata de música popular, una expresión que
responde a las características y exigencias a todo lo largo del continente en
esto no existen abismos insalvables, la unión es estrecha el puente es el único
permanente y sobre todo es inmerso la expresión se llamo Salsa y no Bembé y
hacer problema de eso es perder el tiempo.
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